
7 consejos Smart para cuidar tus dientes
¡¡¡Ay el dentista y Ayayay los dientes!!!
Tenemos por lo general una idea más bien negativa al respecto y los primeros sentimientos que se nos vienen a la cabeza son odio y miedo, a veces infundado pero la mayoría de la gente tiene metida en la cabeza alguna experiencia traumática con un dentista, ese que nos arrancó un diente sin anestesia o el que nos puso los brackets y apretaba mucho, nos acordaremos de sus antepasados toda nuestra vida. Y es que los dientes son un tema muy delicado y personal, que por otra parte tendemos a descuidar y sólo acudimos a un profesional en caso de dolor y claro cuando, un diente duele, ¡DUELE! Lo que pasa es que cuando lo hace hay por lo general un proceso más o menos serio que está ocurriendo y la integridad de la pieza está en juego y requiere procedimientos más complicados, largos y costosos según la dificultad.
Lo mejor, como en casi todo en la vida, es PREVENIR y para ello hay que, además de los típicos consejos de higiene dental, que saber reconocer signos y síntomas de alarma para decidirse a dar una vuelta por la consulta del odontólogo.
Pues lo dicho, vamos a lo básico. siete aspectos a tener en cuenta sobre los dientes en la vida diaria:
1. EL CUIDADO PERSONAL. Unos consejos rápidos.
El cepillo mejor con cabezal pequeño para llegar atrás y no vale cepillarse 15 segundos los dientes de en frente y listo, hay que darle lo que dura una canción de los Ramones: dos minutos, darle importancia al hilo dental y usarlo! después del cepillado, como complemento, va muy bien. El tipo de dentífrico y, si usamos, o no, un enjuague bucal, es menos importante y para gustos: los colores.
2. LAS ENCIAS.
Tan importante como para el árbol es la tierra que lo mantiene en pie, pues lo mismo ocurre con las encías. El sarro, fumar y un cepillado horizontal agresivo son factores que influyen en la salud periodontal. Así que ya saben, fumar ya paso de moda, cepillarse tiene que ser como limpiar cristales de una ventana y no como rascar pintura de una pared. Así que no seamos tan bestias, no hace falta. Y por último el sarro. Por lo general, si vemos que con la espuma de la pasta de dientes hay un poco de sangre al cepillarnos es que lo más probable es que tengamos que ir a hacernos una limpieza en el dentista. Hay gente que produce más sarro que otras por lo que la frecuencia de estas limpiezas profesionales dependerán de cada persona. Cada 3 meses, 6 meses, 1 año…
3. LA SALIVA.
Ayuda a proteger contra las caries y a limpiar la boca. Durante la noche disminuye su producción y presencia en boca sobre todo si dormimos con la boca abierta y se nos seca, esto hace más vulnerable a los dientes para que se creen caries por lo que estar correctamente hidratado y evitar dormir boca arriba son siempre buenos consejos.
4. LA DIETA.
Por supuesto, el azúcar es lo que hay que tener más en cuenta. En la prehistoria los primeros hombres no tenían caries y no precisamente porque tenían mejores cepillos que hoy, simplemente consumían muy poco o nada de azúcar. Pero, por regla general, lo que hay que evitar es tener restos de comida en o entre los dientes y para eso usamos el cepillo y el hilo dental. El enjuague y el dentífrico es más para el buen aliento. El problema es que hoy en día el azúcar está en todas partes no sólo en el postre. Hay que prestar atención en las latas de conserva o en las salsas. El azúcar no solo se come, también se bebe; los refrescos y los jugos, aunque sean naturales, con frecuencia les añadimos azúcar.
5. DOLOR.
Si tenemos dolor es que algo va mal. Así que hay que actuar cuanto antes. Es así de fácil: una visita al odontólogo es obligatoria llegado este punto. Pero hay diferentes tipos de dolores más o menos graves. El dolor al frio puede ser por una hipersensibilidad generalizada o localizada, por defectos del esmalte de los dientes por ejemplo, o puede ser una caries que ya empezó a “cavar” en el diente; el dolor suele ser pasajero y dura solo unos instantes. Cuando el dolor es por calor, y el frio más bien calma el malestar, es que la caries es más profunda y se va acercando más al nervio. Finalmente si el dolor es intenso y no nos deja ni dormir es que la infección llegó al nervio. Hay muchos más tipos de dolor por supuesto pero estos son los básicos; en cualquier caso dolor significa peligro o sea acudir al odontólogo. Hay que decir también que a veces después de sentir dolor este puede desaparecer, esto no quiere decir que la infección haya desaparecido puede ser que el nervio esté necrótico, o sea, muerto y por lo tanto ya no envía señales de auxilio al cerebro.
6. CALZAS, FUNDAS Y DEMÁS.
Hay que tener presente que CUALQUIER restauración que nos hayan puesto en los dientes ya sean calzas de amalgama, de composite, fundas o coronas, implantes, prótesis dentales, dentaduras postizas, etc. no dejan de ser materiales de construcción como en una obra y como tales con el tiempo se pueden romper, fisurar, teñir, etc. por lo que hay que controlarlos y vigilarlos y, si hace falta, darles mantenimiento o cambiar las piezas como en una mecánica. La duración y la vida dependerán de la calidad del material y de la habilidad del mecánico, en este caso el odontólogo. Como entre los automóviles, son mejores unas marcas que otras, pero también cuestan más! Y, ojo, que todos funcionan y siempre es mejor el más barato que ir a pie.
7. COMPATIBILIDAD.
Por último pero no menos importante, es llevarse bien con nuestro dentista habitual. Parece una tontería pero la realidad es que a nadie le gusta ir a casa de alguien que nos cae mal mucho menos dejarle que nos meta un taladro en la boca. Los dentistas siguen siendo personas y no monstruos que duermen en sarcófagos en Transilvania. Con algunos nos llevaremos mejor que con otros. Y no estoy hablando de la destreza del profesional, por mucho que sea un genio. Si nos cayó mal no nos van a dar ganas de regresar a menos que sea necesario y nos saltaremos esas citas de control claves en la prevención. En resumen, si no hay química nos vamos al siguiente y punto.
Dr. Carlos Cruz
Odontólogo
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