
Deficiencias en las medidas en los aeropuertos para prevenir rebrotes
Nos sorprende la absoluta falta de información científica con la que toman decisiones importantes las autoridades autonómicas y estatales. En esta fase de “nueva normalidad” con la que España está ensayando haría falta un poco de conocimiento científico de las autoridades responsables para evitar que los aeropuertos internacionales, como el de Madrid-Barajas, se transformen en una presa que hace agua.
Las tres medidas que las autoridades han impuesto en el aeropuerto de la capital son totalmente ineficientes para detectar un caso de COVID que se filtre por sus entresijos.
El formulario es sólo para informar la dirección donde permanecerán los turistas en España; aquí también se registra si el turista tuvo o no síntomas de COVID que es un dato bastante endeble. Los registros y publicaciones disponibles nos han revelado que la mayoría de los contagios de entre 20 y 35 años de edad son asintomáticos o paucisintomáticos.
La temperatura que se toma con cámaras automáticas es interesante pero no nos aporta ningún dato en firme para saber si ese turista tiene o no la infección viral. La inspección visual nos parece una broma.
Con mucha razón la Comunidad de Madrid ha propuesto (y hasta aquí parece que nadie le hace caso) que lo que se debería exigir es que todo turista tuviera un examen de PCR hecho en los últimos tres días en su país de origen.
Vamos a explicarlo de una buena vez y por todas: el PCR (Polimerase Chain Reaction, o Reacción en Cadena de la Polimerasa) es la única prueba que, al tomar una muestra, sea de la mucosa nasal o de la faríngea, detecta la presencia de partículas virales en replicación y, al día de hoy, es la única que mide la “contagiosidad” de una persona. Si la persona es positiva, quiere decir que tiene el virus y es potencialmente una contagiadora de la enfermedad.
Los otros dos tests que se utilizan para saber si una persona ha tenido o no la infección vírica son: 1) el llamado test rápido que se hace mediante una punción en la yema de un dedo, se extrae un poco de sangre mediante una pipeta y se la coloca en un aparato en el cual se difunde la sangre y si hay anticuerpos se pintan unas bandas (técnica de inmunocromatografía). 2) mediante una punción venosa se extrae un poco de sangre venosa periférica y en el suero se detectan mediante técnicas serológicas avanzadas (enzimoinmunoanálisis) con más fiabilidad los anticuerpos que confirman que el paciente tuvo la infección o contacto previo con el SARS.COVID19.
El problema, señores asesores de la Comisión Científica del Gobierno, con todo respeto, es que estos dos tests no detectan cuando el paciente estuvo en contacto con los virus. Pueden dar positivo, han pasado la enfermedad, pero pueden ya no ser contagiadores. En estudios serológicos de la Comunidad de Madrid en medios hospitalarios cerca de un 25 % de los sanitarios presentaba datos de infección pasada (los llamados IgG+) y menos de un 10 % datos de infección reciente (los IgM+) que obligaba igualmente a este último grupo a someterlo a tests de PCR.
Urgentemente se necesita cambiar las regulaciones ineficientes de los aeropuertos internacionales españoles y exigir la solicitud del PCR antes de viajar para los turistas que quieran venir a España con seguridad.
AUTOR: Dr. Marcelo E. Cruz, Diplomado por el Board Americano de Neurología
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