
¿Problemas de memoria? Cuidado, puede ser un síntoma de algo más grave
Periódicamente se encuentran en las redes sociales artículos que recomiendan el ejercicio físico como método eficaz para mantener la memoria en buen estado. Evidentemente, los trastornos leves de la memoria, o episodios de desatención, que presentan las personas según avanzan en su edad cronológica pueden mejorar con el ejercicio físico. Pero esta nota es más bien un llamado de atención a estos síntomas que pueden ser premonitorios de condiciones más graves como la Enfermedad de Alzheimer. La recomendación, entonces, es la de consultar con un especialista, un neurólogo calificado, que investigue la condición clínica del paciente y pase revista a las situaciones patológicas que pueden causar un deterioro cognitivo.
Desde lo más simple a lo más complicado anotaremos que condiciones, como una simple anemia, pueden deteriorar el funcionamiento de las estructuras cerebrales que tienen que ver con el mecanismo de la memoria. Las personas de edad muchas veces descuidan su dieta y allí puede estar el origen de un trastorno de esta función tan necesaria. El neurólogo bien informado recordará también que una baja en la función de la glándula tiroides, un hipotiroidismo, también es otra causa de deterioro cognitivo. Una determinación de la hormona TSH en sangre revelará rápidamente si esta situación está detrás de las alteraciones de la concentración y de la memoria.
La depresión es otra causa de alteración de la memoria. Un diagnóstico neuropsiquiátrico certero llevará a su control con una medicina de la amplia gama con la que cuenta el armamentarium farmacológico para el tratamiento de esta frecuente condición.
Si el trastorno de la memoria se acompaña de sintomatología clínica compatible con episodios de isquemia transitoria (o TIA’s) es un factor vascular el cual producirá una disminución de la circulación de sangre al cerebro y manifestaciones neurológicas de diversa índole. La hipertensión arterial y la diabetes son dos graves situaciones que pueden manifestarse inicialmente sólo como trastornos neurológicos y que cuentan con excelentes medios de control.
La Enfermedad de Alzheimer y el Síndrome de Parkinson (manifestado por temblor y rigidez) son dos enfermedades neurológicas específicas que pueden acompañarse de un deterioro cognitivo progresivo. Precioso tiempo se perdería si en estos casos un médico general recomendara únicamente ejercicio físico. La patogenia de estas condiciones (antes consideradas como “degenerativas”) la ciencia actual la define como procesos oxidativos de las células del cerebro. De la misma manera como si dejáramos por equivocación unos clavos oxidados en una bolsa de clavos nuevos que acaban oxidando a todos los clavos, el proceso oxidativo se establece en las neuronas de los circuitos cerebrales específicos y avanza contaminando las células vecinas y causando su muerte con el consiguiente empeoramiento de las manifestaciones neurológicas.
Entonces el remedio no será únicamente el ejercicio físico. El diagnóstico específico de estas enfermedades contemplará una serie de medidas antioxidantes para detener su curso y los tratamientos farmacológicos para controlar los síntomas neurológicos no serán suficientes. Una fuente de antioxidantes es precisamente la Dieta Mediterránea, que se basa en el consumo de los llamados pescados azules que contienen ácidos grasos omega-3. La vitamina C es otro potente antioxidante y se encuentra en los cítricos. El aceite de oliva y el ajo complementan esta dieta tan nutritiva y muy beneficiosa para nuestra salud. A estas indicaciones se añade, ahora sí, el ejercicio físico.
Dr. Marcelo E. Cruz, Neurólogo Diplomado por el Board Americano de Neurología